Enrique Bar�n, ex presidente del Parlamento Europeo y presidente de la European Foundation for the Information Society ha sido el encargado de impartir la conferencia �M�s Europa: un dec�logo para avanzar en la construcci�n de la UE�, en la que ha abordado la situaci�n de la Uni�n Europea en un periodo marcado por la crisis econ�mica y por los rebrotes nacionalistas en determinadas regiones. Con ella se ha inaugurado el curso del Aula de Religi�n y Humanismo, que en esta edici�n lleva por t�tulo �Religi�n, Humanismo y Cultura: La memoria de Europa en un Mundo global (VIII). �La gran encrucijada?�. El acto, que ha tenido lugar en el Aula Magna de la Facultad de Filosof�a y Letras, ha contado con la presencia del vicerrector de Coordinaci�n, Estudiantes y Cultura, Manuel Torres Aguilar; el decano de la Facultad de Filosof�a y Letras, Eulalio Fern�ndez S�nchez; y la profesora y directora acad�mica del ciclo, Mar�a Dolores Mu�oz Due�as.
El ciclo �Religi�n, Humanismo y Cultura: La memoria de Europa en un Mundo global (VIII). �La gran encrucijada?�, se prolongar� hasta el 29 de enero y contar� con la presencia de expertos como Eduardo Moyano, Josefina Cuesta Bustillo o Rafael Navarro Valls.
El dec�logo de Enrique Bar�n
En su intervenci�n el ex presidente del Parlamento Europeo hizo girar sus ideas en torno al futuro de la Uni�n Europea sobre un dec�logo que se resume a continuaci�n:
1. El proceso de construcci�n de la UE es un proceso constituyente abierto cuyo objetivo inicial era construir una �Federaci�n Europea� de Estados y ciudadanos.
2. La actual UE es una �Uni�n de Estados� que comparten principios, valores y objetivos basados en el Estado social de Derecho, la democracia parlamentaria, la econom�a social de mercado, la cohesi�n y un modelo social; esos valores y principios constituyen los fundamentos de su legitimidad.
3. La introducci�n de la �ciudadan�a europea� y la �moneda �nica� en el Tratado de Maastricht, supuso fundar la Uni�n Europea como una comunidad pol�tica con personalidad jur�dica, ampli�ndose desde el Tratado de Lisboa con la inclusi�n de una Carta de Derechos Fundamentales.
4. La creaci�n de la Uni�n Monetaria en el Tratado de Maastricht no se acompa�� de un proceso paralelo de integraci�n en los poderes econ�mico, presupuestario y fiscal, que los distintos Estados miembros han conservado entre sus competencias nacionales. No obstante, para mantener cierta disciplina en la Uni�n Monetaria, se adopt� el llamado �Pacto de Estabilidad y Crecimiento�, que, con la actual crisis econ�mica y financiera, ha mostrado sus carencias al quebrarse la confianza entre los gobiernos nacionales.
5. Para salir de la crisis, las pol�ticas de austeridad, reformas y crecimiento son complementarias, pero no incompatibles entre s�.
6. Para ello, es necesario completar el Euro, fortaleciendo la Uni�n Econ�mica y Monetaria. Eso implica fortalecer la Uni�n Bancaria creando un �sistema europeo de garant�a de dep�sitos� y una �agencia europea de deuda� dentro del Eurogrupo, como embri�n de lo que deber�a ser el futuro �Tesoro Europeo�.
7. El desarrollo de la Uni�n Econ�mica y Monetaria (UEM) requiere reforzar la Uni�n Pol�tica, sobre la base de extender la democracia y la participaci�n ciudadana a todos los niveles, combinando los principios de solidaridad y subsidiariedad.
8. Un componente democr�tico fundamental en la UE debe ser el �federalismo fiscal�, aplicando el principio de contribuci�n de los ciudadanos a las cargas comunes.
9. Para que la Uni�n Econ�mica y Monetaria se complete con una real Uni�n Pol�tica se debe convocar una Convenci�n abierta, con participaci�n de los Parlamentos nacionales y de los Gobiernos de los Estados miembros, as� como de las instituciones europeas (Parlamento, Comisi�n y Consejo).
10. En la agenda para la Uni�n Pol�tica se deben considerar los siguientes temas:
� crear un sistema bicameral (formado por el Parlamento Europeo, como representaci�n de los ciudadanos, y por el Consejo Europeo, como representaci�n de los Estados);
� reconocer a la Comisi�n Europea como un verdadero Gobierno europeo con claras competencias en materia de pol�tica econ�mica (su Presidente ser�a elegido en investidura parlamentaria a partir de candidaturas presentadas por los partidos pol�ticos europeos);
� dar al Tribunal de Justicia funciones de tribunal constitucional;
� articular el principio de subsidiariedad con el principio de responsabilidad compartida entre el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales.