Lo que se ha venido llamando la crisis esc�ptica de los siglos XVI y XVII ha sido ampliamente reconocido como fruto oportuno de la Reforma protestante impulsado y estimulado, ante todo, por el redescubrimiento de los textos esc�pticos antiguos particularmente por los escritos de Sexto Emp�rico. En realidad los argumentos b�sicos del escepticismo antiguo eran ya conocidos a lo largo de la Edad Media y el florecimiento de la corriente de la duda en el Renacimiento, fue, en esencia, muy probablemente, la reafirmaci�n del compromiso cristiano a largo plazo de la primac�a de la fe sobre la raz�n que evolucion� en respuesta a convulsiones continuas y dram�ticas m�s que como reacci�n a acontecimientos discretos y controlados.
Una de las figuras m�s importantes para el escepticismo moderno m�s temprano fue Michel de Montaigne, considerado el esc�ptico m�s influyente del siglo XVI. La presente obra de Manuel Berm�dez V�zquez, editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de C�rdoba, defiende que el pensamiento de Montaigne tiene mas afinidad y similitud con la duda de S�crates y Agust�n que con el escepticisimo de Sexto Emp�rico y que la reflexi�n del franc�s sobre la condici�n humana lo llev� a una concepci�n del conocimiento en asuntos tanto humanos como divinos m�s probabil�stica que verdaderamente esc�ptica o relativista, sosteniendo que Montaigne creia en la posibilidad de un conocimiento real, incluso si, junto con S�crates y Agust�n, se desesper� de que fuera algo que pudiera conseguirse en vida.