Durante estos dias la Sala de Arte Puerta Nueva vuelve a recuperar una de las facetas de su actividad con mayor aceptaci�n entre sus visitantes como es la de la fotograf�a, que casi siempre sabe combinar con otros aspectos de la creaci�n intelectual y art�stica. En este caso tampoco es una excepci�n y, utilizando como pretexto una referencia literaria concreta, entrelaza sabiamente las im�genes y palabras de una doble aventura creativa para adentrarse en sus propuestas y sugerir nuevas reflexiones.Y asi, quienes se acerquen al recinto de la Facultad de Derecho se encontrar�n con una atractiva propuesta gr�fica sobre un viaje; el que realiz� Alejo Carpentier por el Orinoco y que sirvi� de base a su novela " Los pasos perdidos.
Los viajes siempre han pose�do una vertiente inici�tica, En cuanto que nos abre nuevos mundos, nuevas pasiones, nuevas inquietudes, cualquier viaje siempre nos transforma y queda en nuestro recuerdo para ser interpretado y remodelado a lo largo del tiempo en funci�n de nuestras vivencias. Como cualquier recuerdo tiene una parte documental y otra de reelaboraci�n intelectual que le aparta, en mayor o menor grado, de su objetividad concreta. No es extra�o pues que esa recreaci�n constante nos lleve a tratarlo desde el prisma literario.
As� ha sucedido en multitud de ocasiones. Como dice M�nica Carabias en su an�lisis, "el escritor camina por la pr�ctica de la emoci�n que produce la imagen del viaje "y de tal manera, Alejo Carpentier fotografi� sus aventuras por el Alto Orinoco y la Gran Sabana para luego escribir " Los pasos perdidos". Dos recorridos intelectuales que se apoyan el uno en el otro, pero que tambi�n constituyen realidades y emociones distintas. Cincuenta y tres fotograf�as en blanco y negro que se conservan en la Biblioteca Nacional Jos� Mart� de La Habana nos dan cuenta, en este caso, de uno de ellos.
De esta manera el espectador puede encontrar en contacto con la visi�n de un mundo en el que la Naturaleza lo impregna todo - hasta el punto de inspirar la regi�n perdida de la novela de Edgar Rice Burroughs - incluyendo al propio ser humano. En el que abundan los descubrimientos y los encuentros con toda su capacidad de testimonio, pero tambi�n de curiosidad y de poes�a. Un mundo que, revisitado, conserva toda su potencialidad, de mil y una maneras diferentes, para plantear esa vieja relaci�n entre la imagen y la palabra y la capacidad que cada una de ellas tiene para despertar la creatividad en la otra, de ser su complemento o de fundirse con ella para adentrarse en todo un mundo de posibilidades conjuntas.
Sobre cuanto antecede discurre esta exposici�n que, junto al discurso visual de Alejo Carpentier, nos ofrece las aportaciones de otros fot�grafos, varios de ellos sobradamente conocidos, y tambi�n la voz y la palabra de quien vuelve a dialogar con el r�o, a m�s de medio siglo, navegando sobre los surcos de cobre, adentr�ndose en universos flotantes, constatando presencias y ausencias, compartiendo sentimientos y tratando de atrapar momentos de esa evoluci�n constante que el discurrir del tiempo produce en los seres y en las cosas. Esos mundos perdidos que hemos ido construyendo y conservando en nuestra memoria "justo desde el costado m�gico de lo cotidiano y desde el semblante trivial de lo maravilloso".