Una legislaci�n extremadamente exigente y estricta hizo que se creara, hace ahora exactamente un a�o, una alarma desmesurada que dej� a 250.000 habitantes del sur de la provincia de C�rdoba sin beber agua en sus hogares. Sin embargo, seg�n el director acad�mico del curso 'Innovaci�n en envasados de alimentos perecederos: Nuevas perspectivas tecnol�gicas de calidad y seguridad', Diego Santiago Laguna, "los niveles de terbutilazina del agua nunca pusieron en peligro la salud de los habitantes de la comarca".
"Es cierto, que los niveles de toxicidad del agua estaban por encima de lo que establece la legislaci�n y que la administraci�n tiene que velar por que se cumplan, pero esos niveles estaban 100 veces por debajo de la ingesta diaria admisible, es decir, la cantidad que una persona puede ingerir de forma continuada durante su vida sin que sufra ning�n riesgo para la salud", se�ala el profesor Laguna que participa en los Seminarios Universitarios de Lucena.
Lo que pasa es que la administraci�n siempre trabaja bajo la premisa de la precauci�n m�xima, seg�n la directiva 414/91 que fija los l�mites m�ximos de presencia de cualquier producto t�xico en cualquier producto vegetal. Adem�s, los agricultores, por ejemplo, no van a incumplir esos criterios, puesto que "significar�a un mayor gasto econ�mico, una reducci�n de la calidad y un riesgo que podr�a volverse en su contra multiplicado por mil", asegura el profesor Laguna. En su criterio, la alarma se crea por "desconocimiento y porque el consumidor escucha la informaci�n que se maneja y eso siempre causa alarma y siempre es escandaloso".
De hecho, estos criterios de seguridad se siguen en todos los aspectos del proceso de los alimentos, sobre todo en el envasado. "Lo que tenemos que pedir a la administraci�n es que controle y vigile esos criterios para que se cumplan y, de esa forma, podremos estar tranquilos de forma que lo que nos comemos cuente con las garant�as adecuadas de calidad y seguridad".
De cara al futuro existe una tendencia generalizada a buscar una mayor calidad, durabilidad y seguridad en los alimentos que se envasan. En este sentido, casi no existen l�mites en el tipo de producto que se puede llegar a envasar. "Pr�cticamente, lo podemos envasar todo, s�lo depende de las necesidades reales, de la calidad y de la aceptaci�n del consumidor", explica el profesor Santiago.
Unos procesos de envasados que comenzaron dadas las necesidades log�sticas de las grandes cadenas alimenticias que necesitaban productos envasados en perfectas condiciones y empaquetados en monodosis para su consumo inmediato.