Hace casi 60 a�os desde que el profesor Francisco Castej�n Calder�n sacase adelante su C�tedra de Fisiolog�a en la Facultad de Veterinaria de C�rdoba. Hace 40 a�os desde que este profesor, convertido en el primer rector de la UCO en 1972, coordinara el primer y �nico estudio sobre la bravura de los toros con implantaci�n de electrodos intracerebrales. Y hace apenas unas horas que este profesor ha vuelto a dar una magistral lecci�n de ciencia en el II Curso del Toro de Lidia de Corduba 06.
Entre comparaciones de viejos y modernos Miuras, de joselitos, belmontes, manoletes y ponces, Castej�n ha repasado las diferencias entre la lidia de ayer y hoy desde un punto de vista estrictamente cient�fico, aunque no escaso de an�cdotas y comentarios. El profesor ha recordado c�mo a principios de los sesenta un equipo de cient�ficos, liderado por el profesor Rodr�guez Delgado, afincado en EEUU, confirmaron experimentalmente d�nde se encuentran los centros motores de la agresividad y de la mansedumbre en la corteza cerebral de los toros de lidia. Para ello contaron, seg�n ha recordado Castej�n, con la ayuda de un ganadero, Ram�n S�nchez Rodr�guez, que cedi� su finca, su personal y un ejemplar, que se sum� a los 4 bravos y 2 mansos adquiridos por el Ministerio de Educaci�n para el primer y �nico proyecto en la historia que se ha introducido de aquella forma en el cerebro de los toros.
La agresividad es innata al toro bravo, pero no es m�s que la respuesta a un est�mulo de peligro, que tiene una respuesta som�tica caracterizada por la subida de adrenalina, o una expresi�n de la conducta predadora, caracterizada por la subida de aceticolina, pero que mantiene al animal m�s tranquilo. "Como a un gato que espera agazapado a que salga el rat�n". La diferencia hoy, seg�n aclara Castej�n, es que en los a�os 40 y 50, el est�mulo era el torero y ahora el capote. Ese distinto comportamiento radica en la selecci�n gen�tica y el entrenamiento que han ido realizando los ganaderos con la ayuda de los investigadores hasta conseguir un toro que no mira al torero y que s�lo embiste al capote. La diferencia hoy, ha explicado Castej�n "es que no hubiera pasado aquello que pas� cuando un ganadero Miura recibi� la noticia de que Joselito hab�a tocado las orejas de uno de sus toros. Entonces orden� matar a la vaca". No val�an los mansos, cuando los mansos eran como los que hoy saltan a la plaza y permiten al torero escapar si tira la muleta o el capote.
Jueves, 20 de Julio de 2006 15:16
Historia viva de la ciencia veterinaria
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El catedr�tico Francisco Castej�n, pionero en la investigaci�n fisiol�gica del toro de lidia, repasa sus experiencias y la actualidad de la raza en Corduba 06
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Actualidad Universitaria