Antonio Porras, Santiago Roura y Jos� Luis Garc�a, catedr�tico de Derecho Constitucional de las Universidades Pablo de Olavide, profesor titular de La Coru�a y catedr�tico de C�diz, respectivamente, han cuestionado esta ma�ana el proceso de reforma de los Estatutos de Autonom�a abierto en estos momentos en los diferentes parlamentos auton�micos y en el Congreso de los Diputados. A pesar de que los tres especialistas se manifestaron claramente a favor de las reformas por distintos motivos, ninguno de ellos parece que est� completamente de acuerdo con la forma en la que se est� desarrollando el proceso.

Antonio Porras asegur�, en este sentido, que la reforma debe ser abordada por motivos tanto hist�ricos (han pasado 25 a�os desde la aprobaci�n de la Constituci�n) como meramente evolutivos (hay que seguir avanzando en el modelo de Estado sobre todo cuando el Gobierno ya prepara una reforma para los Gobiernos locales). Ahora bien, una vez aceptada la idoneidad de la reforma, Antonio Porras cuestion�, tras analizar el proceso abierto, la manera en la que se est� haciendo. Primero porque los contenidos de los proyectos de estatuto se est�n planteando casi exclusivamente en t�rminos de incremento de las competencias y de la financiaci�n, cuando lo adecuado ser�a hacerlo desde una perspectiva de la mejora de las competencias y no de su crecimiento, en opini�n de Porras. En este sentido, el profesor puso como ejemplo el proyecto andaluz y el planteamiento de reformar el Estatuto para incluir derechos y pol�ticas sociales. Y segundo, porque a pesar de que el momento parece por razones hist�ricas el adecuado, la bipolarizaci�n del debate p�blico actual ("o se est� con Espa�a o contra Espa�a") y la "servidumbre" pol�tica del Gobierno central a las minor�as nacionalistas han puesto en peligro el proceso.

Roura, por su parte, analiz� los casos concretos de lo que �l mismo defini� como "un muerto, un enfermo y un nasciturus", en referencia a los estatutos vasco, catal�n y gallego. Sobre el primero, el profesor de La Coru�a se limit� a subrayar la necesidad de replantear por completo el proyecto de Ibarretxe, aunque augur� un futuro incierto por cuanto los intereses electorales hacen del Estatuto una cuesti�n poco llamada al consenso. Sobre el segundo, Roura advirti� que, una vez negado el apoyo del PP, el tripartito deber� buscar el apoyo de CiU, con los riesgos de inconstitucionalidad que ello supone. Por �ltimo, y en referencia al Estatuto gallego, el profesor afirm� que no cree que el PSOE vaya a "pagar el peaje" de definir a Galicia como naci�n tal y como propone su socio, el BNG.

En cualquier caso, Roura insisti� en que el �xito de las reformas estatutarias no se lograr� hasta que realmente se aborde una reforma constitucional, que se adentre en el modelo federal, unitario y solidario, de Estado. En este sentido, el profesor critic� duramente el sistema de financiaci�n que mantiene las ventajas fiscales de Pa�s Vasco y Navarra porque, en su opini�n, la "financiaci�n de las autonom�as debe responder a un modelo solidario y no discriminatorio". En esta l�nea, Roura insisti� en que la financiaci�n no debe ser un tema de discusi�n en los Estatutos auton�micos.

A pesar de que tener una opini�n claramente partidaria de la reforma de la Constituci�n, Roura se mostr� m�s realista al aceptar que "en el contexto en el que nos encontramos lo mejor que nos puede pasar es que reeditemos el acuerdo de la Transici�n y consensuemos las reformas estatutarias manteniendo la Constituci�n". Y es que, Roura cree que ni el debate p�blico ni el marco pol�tico ofrecen las mejores garant�as para abordar cambios radicales.

M�s dr�stico fue el catedr�tico de la Universidad de C�diz Jos� Luis Garc�a Ruiz, quien asegur� que la reforma estatutaria "no se puede hacer de manera unilateral como se est� planteando, sino con una gran convenci�n cdos grandes partidos, PSOE y PP, "pero sobre todo de quien gobierna", buscar el acuerdo sobre el modelo estatutario. En su opini�n y coincidiendo con sus compa�eros, la reforma no debe explicar en t�rminos de aumento de competencias, sino en la definici�n m�s adecuada de ellas.